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Ensaladas

Mateu Fletxa, apodado “el viejo” para distinguirlo de un sobrino homónimo también polifonista, es célebre fundamentalmente como cultivador del género poético-musical conocido por el nombre de “ensalada”, casi de su competencia exclusiva e iniciador del mismo. Las ensaladas fueron recopiladas y publicadas en Praga, en 1581, por su sobrino Mateu Fletxa “el Joven”. De las once ensaladas que compuso, sólo seis, El jubilate, La bomba, La negrina, La guerra, El fuego y La justa nos han llegado completas. De las cinco restantes, una, Cantate, que su sobrino no quiso publicar por considerarla excesivamente larga, se da por perdida. Al resto les falta una voz. La definición que de este género musical nos ofrece Sebastián de Covarrubias, autor del monumental diccionario de principios del siglo XVII, nos da la clave: como su propio nombre indica se trata de una mezcla de diversos ingredientes. Mezcla de canciones, algunas de ellas populares y conocidas, enlazadas por otros textos musicales que sirven de nexo de unión. Variedad de idiomas como el latín, castellano, catalán, francés, italiano o portugués. Utilización de versos y metros distintos, ritmos también diversos, mezcla de lo religioso con lo profano. En lo compositivo, uso de distintos procedimientos: a tutti, a solo, a dúo, en contrapunto para las partes más narrativas, mayoritariamente homofónico para las canciones intercaladas en la narración, utilización de la onomatopeya musical.

Estas son las características principales del género, que aún teniendo alguna relación con la fricasséefrancesa de canciones, emparentado también con el quodlibet, se desarrolla de modo autónomo y específico, cultivado por distintos autores, entre los que sobresale Mateu Fletxa como maestro que fija el género de manera definitiva. Todo ello sin obviar a otros maestros que participaron en el género como Pere Albert Vila, Francisco de Peñalosa o Bartomeu Cárceres. No obstante, estas obras, que en verdad constituyen una especie de madrigal humorístico, son, indudablemente, algo más que eso: una especie de transición entre la música española y la italiana, transición que comprueba el hecho de que la polifonía catalana de aquellos tiempos es la que asimila mejor, la que recoge más pronto las novedades venidas de Italia.

Valencia llegó a ser, a finales del siglo XV la ciudad más poblada de la Corona de Aragón, acudiendo a ella artistas y comerciantes de toda Europa. Fue un punto clave para el intercambio cultural entre Italia y la Península debido a su localización, que la convirtió en el principal puerto de entrada de los manuscritos musicales procedentes de Italia. Durante la corte virreinal de Fernando de Aragón, Duque de Calabria, entre 1526 y 1550, la ciudad del Turia fue considerada el principal centro artístico hispano gracias a la actitud humanista del Duque, quien impulsó las artes y las letras. Su capilla musical, fue considerada una de las más importantes de la Península Ibérica, entre cuyos músicos cabe destacar a Pedro de Pastrana, y a Bartolomé Cárceres. Se cree que Mateu Fletxa “el viejo” mantuvo estrechos lazos con esta corte, llegando incluso algunos musicólogos a afirmar que pudo llegar a ocupar el cargo de maestro de capilla después de Pastrana. La fama de estas composiciones fue grande, tanto en las Españas como en Europa, y algunas fueron objeto de «arreglos» por parte de maestros vihuelistas, como Fuenllana, Valderrábano o Pisador, así como una edición de Jacques Moderne, en Lyon en 1544, que publica una de las ensaladas de MateuFletxa, La justa, que subtitula la Batalia en Spagnol.

Programa

La negrina

El fuego

La justa

La bomba

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